Salgo de casa y voy andando hacia la playa, solo tardo 10
minutos. Cuando llego alguien me agarra por detrás. Me giro, es Josh.
- Pensé que no ibas
a venir – me dice cuando me doy la vuelta.
- ¿Por qué no iba a
venir? – sonrio.
- Ven, tengo una
sorpresa.
- ¿Una sorpresa?
- Si, pero te tengo
que vendar los ojos.
- Vale.
Josh saca una venda y me la pone en los ojos.
- Vamos, no te
preocupes yo estoy aquí.
- Mas te vale
agarrarme si me caigo.
Vamos caminando, él me tiene agarrada por la cintura y me va
guiando. Al rato, se para y me dice:
- Puedes quitarte
la venda.
Me la quito y lo primero que veo es un camino marcado con
velas en la arena.
- Oh, Josh es
precioso – digo alucinada.
- Vamos, todavía
queda más – dice sonriendo.
Atravesamos el camino de velas y al final hay una mesa con
dos sillas.
- No tenías que
haberte molestado.
- No importa, quería
hacerlo.
Nos sentamos y cenamos. Pasamos toda la noche hablando. Es
genial, me siento bien con él y me comprende. Es la mejor noche de mi vida.
Cuando terminamos la cena damos un paseo por la orilla del
mar.
- Sabes, siempre he
querido bañarme de noche en la playa – digo mirando el agua.
- ¿Si? Pues esta es
tu oportunidad.
- ¿Ahora? No tengo
bañador ni nada.
- Báñate con la
ropa.
- No se…
Cuando me giro hacia él me coge en brazos y me lleva al
agua.
- ¡JOSH! Bájame.
- No, tú quieres
bañarte pues vas a hacerlo.
Cuando llegamos al agua me baja. Está más fría que el otro día
pero no me importa.
- Gracias – le digo.
- ¿Por qué? – dice extrañado.
- Por todo esto, me
encanta.
- Ha sido un
placer.
Josh se acerca a mi y me dice al oído “Te quiero”. Y después
me besa. Por un momento me olvido de todo y solo estamos él y yo. No quiero que
acabe nunca. Él se separa y me mira. No se que hacer, que decir, lo único que
me sale es: “Yo también te quiero”. Él sonríe y me vuelve a besar.
- ¿Puedo
preguntarte algo? – me dice.
- Claro.
- ¿Quieres salir
conmigo?
Antes no hubiera sabido que responder pero ahora lo tengo
muy claro:
- ¡SI!
Nos abrazamos y salimos del agua. Cuando me doy cuenta son
las 6:00 y los primeros rayos de sol empiezan a salir. Vemos amanecer en la
playa y luego él me acerca a casa en la moto. No os mencioné que hoy no hay
clase, es festivo.
- ¿Quieres hacer
algo esta tarde? – me pregunta.
- Claro, todavía me
faltan sitios por visitar – le digo dándole un beso.
- Vale, paso a por
ti a las 18:00, ¿te viene bien?
- Perfecto, nos
vemos luego.
- Adiós princesa.
No me puedo creer que esto esté pasando, pero todo lo guay
va a desaparecer ya porque veo a mi madre y me mira enfadada. Ahora me tendré
que inventar cualquier escusa, solo espero que no me castiguen.
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